Hay personas que creen que hacer consultas por Skype es un método frío y distante. En absoluto es así. Es cierto que no hay abrazos ni besos pero ¿cuántas veces NO nos hemos sentido escuchados o queridos a pesar de estar físicamente frente a alguien? La presencia física no es determinante para hacer una buena consulta. El cariño, la escucha atenta, la empatía, traspasan la pantalla, viajan kilómetros en nanosegundos.

He tenido sesiones maravillosas con personas que me han abierto su corazón por videoconferencia, y siento por ellas el mismo cariño y cercanía que siento por personas que he tratado en consulta presencial.

Sólo puedo verle ventajas a un método de trabajo que me permite ayudar a personas en cualquier parte del mundo, tan solo apretando un botón. Personas que por enfermedad, problemas de movilidad, agorafobia, sensibilidad química o simplemente distancia, no pueden acceder a una consulta.

Me encanta trabajar así.