Cala H. Cervera (nutricionista ortomolecular)
¿Sabías que tu cuerpo está compuesto de, aproximadamente, un 70 % de agua?
El agua se encuentra dentro y fuera de las células del cuerpo. Forma parte de nuestra sangre, ayudando a transportar las células sanguíneas y manteniendo en solución importantes nutrientes que alimentan a nuestras glándulas, huesos y músculos.
El cuerpo usa un complejo sistema de hormonas y otras sustancias parecidas (prostaglandinas), para mantener un volumen de líquido constante. De ahí que si bebemos agua u otro líquido más de la cuenta, no aumentaremos de peso; los riñones rápidamente son estimulados para eliminar el exceso en forma de orina. Asimismo, si no bebemos lo suficiente, el cuerpo retendrá liquido y la cantidad de orina disminuirá.
Sin embargo, cuando el mecanismo de regulación se desequilibra, podemos sufrir de retención de agua o líquido (términos utilizados indistintamente a pesar de que, en realidad, el agua que se encuentra en el cuerpo no es pura sino que está mezclada con otras sustancias). Esto significa que el cuerpo, en vez de mantener un nivel de alrededor de un 70 %, puede llegar a acumular un 75 % o incluso más.
Los capilares (los vasos sanguíneos más pequeños del cuerpo) tienen un sistema de filtro altamente eficaz instalado en sus paredes para permitir el intercambio de líquido entre capilares y células. Este filtro permite que el líquido de la sangre escape de los capilares a los espacios entre las células, bañándolas de oxígeno y nutrientes que se encuentran disueltos en él. A su vez, se produce un intercambio de sustancias: las células también descargan su propia "basura" en este líquido. El filtro de las paredes capilares permite que el líquido vuelva a entrar en el sistema capilar para que la "basura" sea llevada al hígado y los riñones y pueda ser eliminada del cuerpo.
En el transcurso de un día normal, los capilares transfieren unos dos litros de liquido extra a los espacios entre las células. Debido a que la capacidad de los capilares para reabsorber dicho líquido es limitada, el sistema linfático se encarga de recolectarlo y devolverlo al torrente sanguíneo. Por este motivo, para prevenir la retención de líquido, es fundamental que el sistema linfático funcione lo mejor posible.
En muchos casos, la retención de agua se puede confundir con un exceso de grasa. Por ejemplo, el líquido retenido puede acumularse en las cavidades del cuerpo, como puede ser la abdominal, causando gran distensión. De hecho, hay muchas personas que se someten a dietas de adelgazamiento sin ver grandes resultados, ya que el origen de su problema no es un exceso de grasa, sino una acumulación de agua estancada. Una vez que la persona pierde el líquido acumulado en el abdomen, éste suele recobrar su tamaño normal.
Dieta baja en proteínas
Después de una comida rica en proteína, el hígado produce una sustancia llamada albúmina (un tipo de proteína), la cual es enviada al torrente sanguíneo. El agua presente en los tejidos del cuerpo es atraída a los capilares por la presencia de dicha sustancia y, a su vez, ésta también previene que el agua de los capilares gotee a los tejidos. Por lo tanto, sin un nivel adecuado de albúmina, los fluidos se acumulan en los tejidos causando retención de agua.
La proteína es la materia más abundante de nuestro cuerpo. Los músculos, hormonas, enzimas, piel, pelo, órganos, huesos, se componen de diferentes tipos de proteínas. Cuando comemos proteína, ésta se descompone en pequeñas unidades, llamadas aminoácidos, que son absorbidas por la sangre y ayudan a reparar los tejidos, producir hormonas, enzimas y otras sustancias de vital importancia.
Las proteínas pueden se completas o incompletas. Las completas se componen de siete aminoácidos esenciales, mientras que las incompletas carecen de alguno. La carne, pescado, huevos, algas y productos lácteos son proteínas completas, mientras que las legumbres, granos, frutos secos y semillas son incompletas. Luego es importante que estos últimos alimentos se combinen entre si para conseguir reunir los siete aminoácidos esenciales. Por ejemplo, el arroz es bajo en el aminoácido lisina y alto en metionina, pero las lentejas son altas en lisina y bajas en metionina. Por lo tanto, su combinación es ideal. Esto quiere decir que quien no desee productos animales, puede tener una alimentación rica en proteínas combinando adecuadamente los alimentos.
Para evitar la retención de agua, es importante comer proteína, pero abusar de ella es contraproducente. Yo recomiendo a mis pacientes que tomen algo de proteína vegetal (en pequeñas dosis) en cada comida. Por ejemplo, frutos secos, semillas y cereales con fruta para desayunar, legumbres con arroz y vegetales para comer y quínoa con algas y ensalada para cenar.
La retención de agua asociada a una deficiencia de proteína suele ir acompañada de problemas hormonales (síndrome premenstrual, síntomas de la menopausia, desequilibrios de la tiroides), caída del cabello, falta de tono muscular, fatiga y bajones de energía, picores, alergias, uñas quebradizas, piel en malas condiciones e infecciones frecuentes, entre otros.
Deficiencia de nutrientes
Las deficiencias más comunes asociadas a la retención de líquidos son las de la vitamina B6 y C, el mineral magnesio y sodio, ácidos grasos esenciales y bioflavonoides.
La vitamina B6 y el magnesio juegan un papel muy importante en el nivel de sodio en el organismo. Éste, junto con otros minerales, influye en cómo los fluidos del cuerpo se comportan: 2/3 de los fluidos del cuerpo residen dentro de las células y 1/3, fuera. Si la concentración de minerales dentro y fuera de las células es correcta, la proporción del agua también lo será. Si este balance se desequilibra, las células podrían reventar o, por el contrario, colapsar. Otra función de la vitamina B6 y el magnesio es la de ayudar en la metabolización de los ácidos grasos esenciales y activar las enzimas que favorecen la fabricación de prostaglandinas.
La falta de estos nutrientes puede causar, además de retención de líquido, problemas menstruales, migrañas, agotamiento, nerviosismo, insomnio y depresión.
Los alimentos ricos en vitamina B6 son: huevos, atún, sardinas, puerros, bacalao, salmón, trucha, vegetales verdes, legumbres, frutos secos, arroz de grano entero, patatas... Los alimentos altos en magnesio son: almendras, brócoli, pollo, col, ajo, cebollas, tomates, berenjenas, zanahorias, judías verdes, perejil, uvas, manzanas, apio, champiñones, maíz, cacahuetes, guisantes, lechuga, patatas con piel...
Vitamina C: La falta de vitamina C, por otro lado, favorece la fragilidad capilar y el goteo de líquido, e incluso de sangre, de los capilares a los espacios entre las células. Otro de los síntomas típicos de la falta de vitamina C es la presencia de morados sin causa aparente, varices, aparición de venitas en las piernas, cara o escote, sangrado de encías y menstruaciones abundantes, entre otros. Algunos alimentos ricos en vitamina C son: germinados, coliflor, melón, pomelo, brócoli, espinacas, cítricos, col, pimientos, tomates, patatas, pepino, fresas...
Los ácidos grasos esenciales son los precursores de las prostaglandinas. Éstas son sustancias parecidas a hormonas que actúan localmente y cumplen una función muy importante en la regulación de los líquidos del organismo. Las prostaglandinas (que se dividen en PG1, PG2 y PG3) forman parte de las membranas de las células y determinan su permeabilidad. Un exceso de las prostaglandinas PG2 (cuyo origen es la carne roja y los productos lácteos) puede favorecer la retención de líquido al incrementar la permeabilidad de los vasos capilares y la inflamación. Por otro lado, las prostaglandinas PG1 y PG3 (cuyo origen se encuentra en los frutos secos, semillas y pescado) previenen la producción excesiva de las PG2.
Para que los ácidos grasos esenciales se conviertan en prostaglandinas hace falta nutrientes como las vitaminas B6, B3, C, E, biotina, y los minerales selenio, hierro y zinc. La vitamina A también juega un importante papel, ya que previene la producción de prostaglandina PG2. Los alimentos altos en ácidos grasos esenciales y precursores de las prostaglandinas son: sardinas, truchas, salmón, atún, semillas de sésamo, girasol, calabaza y lino, frutos secos...
L retención de líquido debido a una deficiencia de ácidos grasos esenciales, suele ir acompañada de hipertensión, niveles altos de colesterol, piel seca, migrañas, gripes frecuentes, artritis y problemas óseos, cansancio y problemas inflamatorios en general.
Flavonoides: Los flavonoides actúan como antioxidantes y tienen la capacidad de fortalecer los vasos sanguíneos. Por ello previenen los morados, varices, sangrado de encías y nariz, hemorragias menstruales, etc. Los flavonoides se encuentran en la fruta y vegetales. La piel externa e interna y la parte central de los cítricos también son fuentes ricas de flavonoides, así como la parte blanca de dentro de los pimientos. Las cebollas, perejil, té verde, legumbres y el trigo sarraceno también se consideran alimentos altos en flavonoides.
Ciertos flavonoides, como la quercetina, rutina y cúrcuma, pueden reparar los capilares demasiado permeables, además de incrementar el número de glóbulos blancos, llamados macrófagos. Éstos producen enzimas que rompen las proteínas en fragmentos para que sean reabsorbidas por los capilares sanguíneos. Una vez que el exceso de proteína ha sido eliminado, a menudo la inflamación causada por éste cesa, y el exceso de líquido (que inevitablemente acompaña a este proceso) de los tejidos se reabsorbe a la sangre o linfa.
Deshidratación
El agua es la molécula más importante del planeta. Algunas formas de vida en la Tierra pueden vivir sin oxígeno, pero ninguna puede hacerlo sin agua.
El agua se encuentra dentro y fuera de cada célula, sangre, músculos y huesos y cumple un sinfín de funciones en nuestro organismo: transporta vitaminas, minerales e incluso la "basura" producida por las células para ser eliminada del cuerpo; se encarga de regular la temperatura del cuerpo produciendo sudor cuando tenemos calor; entre siete y ocho litros y medio de agua al día son usados por nuestro organismo para producir jugos gástricos y saliva; es, también, el mejor y más natural diurético.
Si no proporcionamos al organismo la cantidad adecuada de agua, éste hará todo lo posible para retener la que haya disponible. Así que no te veas con la tentación de beber menos si tienes un problema de retención de líquido. Además recuerda que si no eliminas agua, tampoco eliminarás los productos de desecho, y un cuerpo tóxico favorece la retención de agua.
Mucha gente no bebe agua porque no siente sed y deduce que si el cuerpo no la pide es señal de que no la necesita. Sin embargo, el mismo hecho de sentir sed es señal de que ya estamos deshidratados. Así que es muy importante beber agua regularmente durante el día y entre comidas.
Un efecto destacable de la deshidratación es que aumenta la producción de histamina, que es un químico responsable de los síntomas físicos experimentados por las personas que sufren de alergias, incluyendo retención de agua. La histamina dilata los capilares y produce permeabilidad en sus paredes, con lo que el líquido presente en la sangre se escapa a los tejidos produciendo retención de líquido.
Cómo y cuánta agua debo beber
El agua no sólo se encuentra en los líquidos ingeridos. Nuestro propio organismo la genera (agua metabólica). La comida también nos proporciona generosas cantidades: las frutas, ensaladas y vegetales contienen casi un 95 % de este líquido. El pescado cocinado, casi un 70 %, e incluso el pan contiene alrededor de un 35 % de agua. Con todo, es importante beber agua pura embotellada o filtrada. Según la norteamericana Leslie Kenton, la cantidad ideal de agua que debemos beber está relacionada con nuestro peso: divide tu peso actual por ocho. Por ejemplo, si pesas 60 kilos, deberías beber siete vasos y medio u ocho de agua al día. Kenton aconseja aumentar la cantidad de agua en días de calor y si se practica algún deporte.
La retención de agua suele ir acompañada de síntomas variados, como calambres, debilidad, palpitaciones, desorientación, aturdimiento, y malestar en general.
El objetivo de la nutrición ortomolecular es analizar las necesidades nutricionales individuales, estilo de vida, desgaste nutricional, herencia genética, etc., con el fin de diseñar un tratamiento personalizado que equilibre la bioquímica del organismo y ayude a eliminar trastornos.
Para tratar eficazmente la retención de agua, es necesario descubrir sus causas, valorar los niveles nutricionales y recomendar los nutrientes y alimentos adecuados para cada persona; analizar el nivel de hidratación, tipo de alimentos ingeridos, los antinutrientes y diuréticos presentes en la dieta (café, refrescos, etc.), síntomas generales y aspecto de la piel, entre otros; tener en cuenta los medicamentos que la persona pueda estar tomando, ya que muchos de ellos favorecen la retención de agua, especialmente los tratamientos hormonales, calmantes, esteroides y los destinados a regular la presión sanguínea; y estimular la actividad física, puesto que la linfa, para ser bombeada, depende del efecto masaje producido por los músculos.
Otra forma muy efectiva de estimular el sistema linfático es a través del masaje linfático. Con una sola sesión, es posible apreciar resultados positivos. Pero, para obtener efectos terapéuticos, es importante someterse a este tipo de masaje regularmente. Además de ser estupendo para prevenir y tratar la retención de agua, también está recomendado para tratar problemas circulatorios, menstruales y de alergias, problemas todos que suelen aparecer junto con la retención de agua.
Es muy difícil diseñar una dieta general adecuada para todas las personas con retención de líquido. Sin embargo, sí podemos citar algunas sustancias que deben ser eliminadas de la dieta, ya que favorecen la toxicidad interna y el desequilibrio celular. Entre éstas, se encuentran el café, té, azúcar, grasas hidrogenadas (margarinas y comida preparada), abuso de la sal y de los productos lácteos, carne roja, trigo (pan, bollería, pasta, etc.) y alcohol.
Otro posible remedio que suelo recomendar es el consumo de algas y miso, compuesto de soja y del microorganismo Aspergillus oryzae, ya que tiene propiedades desintoxicantes, reduce el colesterol, alcaliniza la sangre y neutraliza los efectos negativos causados por la contaminación o el consumo de tabaco. Además, este microorganismo es rico en "ácido dipicolónico", que tiene la capacidad de unirse a las moléculas de metales pesados, (plomo, mercurio, aluminio, etc.), eliminándolas del cuerpo. Ya hemos visto que un exceso de toxinas hace que el cuerpo retenga agua para diluir los efectos negativos de éstas. Por lo tanto, los alimentos que ayuden a eliminar toxinas y a limpiar nuestro organismo ayudarán a prevenir y a tratar la retención de agua.