Antes decíamos  “somos los que comemos”, actualmente decimos “somos lo que comemos y absorbemos”… y yo ahora añadiría “somos a lo que estamos receptivos”.

En la alimentación, ya puedes comer ecológico y saludable, con la combinación perfecta de alimentos, con la máxima frescura, pero si tus células, órganos, y todo tu Ser no está receptivo, difícilmente se producirán los efectos necesarios y deseados.

Comer debería ser un acto de humildad y agradecimiento. Todos los alimentos que están en tu plato están ahí para mantenerte viv@, están a tu servicio para que tú sigas aquí. Sin embargo, los engullimos sin ningún tipo de respeto, sin apreciarlos, sin ponerle conciencia a todo el esfuerzo que se ha producido en la Naturaleza para que ese alimento esté ahí a tu disposición.

Y sí, lo engullimos y luego si sobra algo lo tiramos, como si fuera algo sin ninguna importancia.

No te enfoques sólo en lo que comes, enfócate también en cómo lo comes.

Comer con humildad, conciencia y agradecimiento hace receptivo a tu organismo... la digestión se hace mejor, la absorción y captación de los nutrientes se hace más efectiva, la producción de energía aumenta, desaparece el hinchazón, el exceso de peso, las adicciones alimentarias…

Es tan sencillo como VER lo que está en tu plato y entender su grandeza.
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