Hoy en día tenemos mucha información sobre salud.

Constantemente leemos las maneras en cómo podemos depurar el organismo con hierbas y tubérculos; cómo potenciar la salud intestinal con probióticos y prebióticos; cómo mejorar la inmunidad con todo tipo de hongos y vitaminas; cómo controlar el estrés con suplementos adaptógenos…

Y todo esto está genial, todo sirve, todo aporta beneficios, sin ninguna duda… SIN EMBARGO, es importante NO AGOBIAR al organismo. No siempre es necesario desintoxicar, no siempre se necesita tomar probióticos…

Veo personas que por tomar más probióticos de los necesarios han creado un desequilibrio en su intestino. El exceso es tan malo como la deficiencia.

Detrás de este afán de mejorar el organismo sí o sí, muchas veces hay un mensaje claro: la falta de confianza en nuestro propio cuerpo. Creemos que sin esas ayudas extras nuestro maravilloso y sabio cuerpo no va a saber cómo funcionar.

Pongamos conciencia en que detrás de mucha de la información que recibimos hay una necesidad, legítima y muy respetable, de publicitar y vender productos/alimentos. Al igual que criticamos a la industria farmacéutica por vendernos la idea de que "somos unos seres idiotas incapaces de curarnos si no es con la ayuda de un medicamento", también esto está ocurriendo de forma parecida en la industria de los productos naturales. Estamos pasando de una dependencia a otra, sólo que en la industria de los productos naturales creemos que estamos más en control porque tenemos acceso a ellos de forma libre e independiente.

Me dedico a la nutrición y por supuesto recomiendo suplementos nutricionales, cuando considero que la persona los necesita, pero mi labor fundamental es ayudar a que la persona reconozca ANTE TODO su capacidad de reparar, regenerar, reorganizar y reequilibrarse porque con esas capacidades ha nacido y con esas capacidades va a vivir el resto de su vida, tenga síntomas o no.

Utilicemos toda esa maravillosa información que tenemos a nuestro alcance para darnos apoyo, no para darnos autoestima.