No te recomiendo tomar antifúngicos (ni de origen natural, ni fármacos), mientras sigas alimentando a las cándidas. Tratar de destruirlas mientras las alimentas es una contradicción dañina para el organismo.

Primero debilítalas, con una dieta antifúngica, y luego destrúyelas. De lo contrario crearás una batalla dura en tu cuerpo y perderás mucha energía… y lo peor, seguirás teniendo infecciones cada vez más resistentes.

Actúa siempre con coherencia para tratar a tu cuerpo.