Algunas personas se quejan por las redes de que los nutricionistas volvemos loca a la gente por dar tanta información y tan contradictoria respecto a las dietas.

Que las personas se agobien con tanta información me hace pensar lo desconectamos que estamos de nosotros mismos respecto a nuestro cuerpo y salud.

No nos quejamos de exceso de “oferta” o posibilidades respecto a la  música, restaurantes, Naturaleza… en estos casos, cuanto más mejor. Nos encanta poder escuchar música clásica, rock, blues, indie;  saber que podemos viajar a una playa caribeña, disfrutar de los Alpes, o navegar por un río… En cambio, qué agobio cuando se trata de dietas.

Cuál es la diferencia? En la conexión o desconexión con nosotros mismos. Que no te den playa si lo que te gusta es la montaña porque tienes clarísimo lo que quieres… sin embargo ¿sabes lo que te sienta bien y lo que no a nivel alimentación? No es cuestión de saber de forma intelectual sino de saber a través del sentir (porque la alimentación es un acto instintivo, no intelectual, pero lo hemos intelectualizado diseñando dietas y pensando lo que tenemos que comer). Y en este tema estamos totalmente desconectados de nuestro cuerpo y de nuestros mensajes internos. Por eso necesitamos un profesional que nos diga lo que tenemos que comer, y si nos dicen cosas distintas, ay madre, qué lío!!!!!

Los nutricionistas no deberíamos existir, nuestra existencia es reflejo de la forma errónea de vivir.

La industria de la alimentación y nuestro estilo de vida en general ha contribuido a nuestra desconexión. Tenemos el paladar desvirtuado con procesados, azúcares, cereales de desayuno, refrescos, y un largo etcétera. Desde pequeños “aprendemos” a alejarnos de nuestra parte animal e instintiva (la alimentación, entre otras)… y aquí estamos, unos escribiendo sobre nutrición y otros leyendo al respecto y hechos un lío.