En la primera parte del ciclo (desde el final de la menstruación hasta la ovulación), las hormonas que nos predominan son los estrógenos. Este conjunto de hormonas nos impulsa a salir a la vida. Desde un punto de vista meramente animal, podríamos decir que los estrógenos preparan a la hembra para la ovulación y, por consiguiente,  para salir en busca del macho. En nosotras, las mujeres, esto se traduce en una etapa de expansión, donde nos podemos sentir con más ganas y fuerzas para iniciar proyectos, más necesidad de expansión y socialización.

En la segunda parte de ciclo (desde la ovulación hasta la menstruación), la hormona predominante es la progesterona. Esta hormona se encarga de preparar el útero para la implantación de un embrión. Si éste se implanta, la progesterona se encarga de que el útero pueda llevar a término el embarazo. En esta etapa postovulatoria,  la progesterona cumple también una función calmante y protectora. En los animales esta hormona activa el comportamiento maternal, como la necesidad de construir el nido.

En esta etapa premenstrual, la progesterona nos aporta a las mujeres más sensibilidad e intuición. Todo lo que tapamos de nuestra vida que no queremos ver o todo aquello a lo que no queremos enfrentarnos, reaparece esos días antes de sangrar. Lo que surge cada mes como conflicto, molestia, o queja, existe realmente, y en esos días tenemos la capacidad de verlo mejor que en ningún otro momento del mes. Es nuestra oportunidad para llevarlo a la conciencia y poder hacer algo al respecto.

Si el síndrome premenstrual te hace sentir hinchada, con dolor de pechos y de cabeza, agotada, escucha tu cuerpo. Detrás de cada síntoma o molestia hay una emoción. Tal vez te sientas agobiada, atrapada, enfadada, melancólica, decepcionada, o frustrada. Sea lo que sea que sientas en esos días, préstale atención. Los síntomas son la forma que tiene tu Ser de comunicarse contigo. Escúchate y sé honesta contigo. Revisa qué aspectos de tu vida te generan las mismas emociones que sientes con el  síndrome premenstrual.  Ahí , seguramente, tienes la clave de tu malestar.

La próxima vez que te sientas premenstrual, piensa que no es otra cosa que tu feminidad en su máxima expresión. No la rechaces, dale la bienvenida. Verás que desde la aceptación te sentirás mucho mejor.