La fibra alimenta la buena bacteria intestinal y produce ácidos grasos como el ácido butírico que acidifica el colon. Este tipo de ácido estimula el crecimiento de los Lactobacillus Acidophilus.

Por otro lado, la celulosa de la fibra se une a los estrógenos intestinales inhibiendo su reabsorción. También la lignina, la fibra de las semillas de lino, es convertida por la microbiota intestinal en una sustancia antiestrogénica, que pasa a ser absorbida a la sangre y ejerce un efecto protector contra el cáncer de pecho.

Por todo esto, es muy importante que pongas atención al consumo de fibra. A cambio elimina los lácteos, y, por supuesto los azúcares (estos alimentan a las bacterias no deseadas).