La comunicación de las neuronas a través de mensajes químicos y eléctricos es de vital importancia para la salud mental. Los mensajeros químicos se llaman neurotransmisores y su desequilibrio puede causar depresión, entre otras enfermedades mentales.

Durante años se ha investigado que el cerebro y el sistema nervioso están compuestos enteramente de moléculas provenientes de nuestra alimentación. Tanto en el cerebro como en el sistema nervioso se concentran grandes cantidades de ácidos grasos esenciales, vitaminas, minerales, proteínas y carbohidratos.

A raíz de estas investigaciones, pioneros en este tema como Humphrey Osmondo, Carl Pfeiffer y Abraham Hoffer empezaron a usar grandes dosis de nutrientes para corregir ciertos desequilibrios en los neurotransmisores, obteniendo resultados fabulosos entre sus pacientes esquizofrénicos y depresivos. Desde entonces, en EE.UU, Canadá e Inglaterra, la nutrición ortomolecular ha ido adoptando un lugar privilegiado en el tratamiento de las enfermedades mentales.