Cala H. Cervera (nutricionista ortomolecular)
Durante la vida reproductiva de la mujer, su salud está altamente determinada por el equilibrio de sus hormonas sexuales: estrógenos y progesterona.
Cuando éstas se desequilibran pueden aparecer problemas como pérdida del deseo sexual, menstruaciones irregulares o abundantes, fibromas, quistes de pecho, endometriosis, infertilidad, síndrome premenstrual, retención de agua y aumento de peso, entre otros. John Lee, médico americano experto en el tema, define estos problemas como síntomas del nuevo "síndrome del predominio de estrógenos".
El ciclo menstrual
Existen tres secciones principales del sistema hormonal que juegan un papel decisivo en el ciclo menstrual. La primera sección se compone del hipotálamo, que produce fundamentalmente la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH). Ésta, a su vez, estimula la segunda sección, la pituitaria anterior, que secreta las hormonas foliculoestimulante (FSH) y luteinizante (LH). Ambas, a su vez, estimulan la tercera sección, los ovarios, para que produzcan estrógenos y progesterona. Cuando comienza la menstruación, el nivel de estas hormonas es muy bajo, lo cual produce un efecto estimulador en el hipotálamo para que produzca GnRH. Así comienza de nuevo el ciclo menstrual.
En la primera parte del ciclo, más o menos los 14 primeros días, los niveles de estrógenos aumentan considerablemente. Éstos estimulan el crecimiento acelerado de los folículos ováricos para preparar el óvulo, que más adelante podrá ser fertilizado por el espermatozoide. Este proceso estrogénico alcanza su punto álgido en la ovulación. La producción de estrógenos empieza a desminuir a partir de ésta. Sin embargo, una vez el óvulo ha dejado el folículo, la hormona progesterona es producida en grandes cantidades con el fin de preparar al endometrio para aceptar y nutrir al "posible" óvulo fertilizado el tiempo necesario para que se convierta en un bebé. Si el embarazo no se lleva a cabo, los niveles de estrógenos y progesterona disminuyen, dando lugar a la menstruación.
La progesterona, producida por los ovarios, aparte de su gran función durante el embarazo, ayuda a controlar el peso previniendo la retención de líquido, y a usar la grasa para producir energía; es de vital importancia para la salud de la tiroides; estimula el deseo sexual; fortalece los huesos; y protege contra el cáncer y la formación de quistes.
No hay que confundir la progesterona natural con los progestógenos o progesterona sintética que se encuentra en preparados hormonales. Esta forma sintética inhibe la producción de progesterona en el organismo, causando serios efectos secundarios.
Los estrógenos son producidos por los ovarios, glándulas suprarrenales y células grasas del organismo. Aunque comúnmente se les encapsula en un mismo término, los estrógenos, en realidad, son principalmente tres hormonas: estrona, estradiol y estriol.
Clasificación de los estrógenos |
Estrona Promueve el desarrollo y el mantenimiento de las estructuras reproductivas de la mujer (especialmente la capa endometrial del útero), las características secundarias sexuales (distribución de la grasa en los pechos, abdomen, pubis, caderas; el tono de voz, el ensanchamiento de la pelvis; y la distribución del vello), y los pechos.
Ayuda a controlar el balance de líquidos y electrolitos. La mayoría de éstos son minerales esenciales que ayudan a controlar el equilibrio de acidez y alcalinidad del organismo, al mismo tiempo que controlan la secreción de hormonas y neurotransmisores. |
Estriol Estimula la síntesis de proteínas, las cuales ayu-dan a crear nuevas hormonas y enzimas metabó-licas, y a reparar los daños que se crean con el uso y desgaste del organismo. En los últimos años, se han llevado a cabo importantes estudios que de-muestran que una gran mayoría de los problemas relacionados con el desequilibrio de las hormonas sexuales viene dado por un exceso de estrógenos (especialmente estrona y estradiol) y una falta de progesterona en el organismo. Existen varios factores que pueden influir en esto: exceso de xenoestrógenos presentes en el medio ambiente; falta de nutrientes en el hígado y un desequilibrio intestinal.
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Xenoestrógenos
Éstas son sustancias externas al cuerpo con un efecto estrogénico y que incluyen: pesticidas, plásticos, compuestos industriales y drogas farmacéuticas.
Estos químicos tienen la estructura molecular muy parecida a los estrógenos y pueden cumplir diferentes funciones: unirse a los receptores hormonales de las células obstruyendo la respuesta hormonal natural; bloquear los receptores hormonales; y destruir los mensajes hormonales. El resultado, en todos los casos, es, por un lado, exceso de estrógenos y, por contrapartida, una deficiencia de progesterona.
Los Xenoestrógenos suelen ser productos provenientes del petróleo y solubles en grasa. Así pues, una vez estos químicos entran en nuestro organismo a través de la ingesta de vegetales que han sido rociados con ellos, o bien a través del consumo de animales alimentados con granos rociados con pesticidas, éstos quedan depositados en nuestra grasa, convirtiéndonos en candidatos a sufrir serios desequilibrios hormonales.
Por otro lado, un gran número de mujeres usa hormonas sintéticas como medio anticonceptivo, para tratar los síntomas de la menopausia o, supuestamente, para equilibrar ciertos desarreglos hormonales. Estas hormonas químicas están compuestas, principalmente, de estrógenos y progestógenos. Las hormonas sintéticas no son destruidas por el organismo con la misma facilidad que las naturales, acumulándose y produciendo síntomas de exceso de estrógenos, y, además, como ya hemos visto, los progestógenos inhiben la producción de progesterona natural.
Los Xenoestrógenos son "anti-adaptógenos", es decir, interfieren con nuestra habilidad innata de adaptarnos al medio ambiente. Afectan negativamente a la red que conecta nuestra parte neurológica-endocrino-inmunitaria que se encarga de que adaptemos nuestros sistemas para mantenernos sanos. Por otra parte, una dieta pobre en "adaptógenos", o sea, vitaminas, minerales, ácidos grasos esenciales y fitonutrientes (los cuales nos ayudan a desintoxicar el organismo, equilibrar las hormonas y aumentar nuestro potencial de adaptación), nos predispone a sufrir serios problemas de salud.
El exceso de estrógenos produce: |
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Deficiencia de nutrientes
La degradación de estrógenos, y también progesterona, al igual que otras sustancias, ocurre en el hígado. Este proceso se divide en dos fases:
- La fase 1, llevada a cabo por una serie de enzimas conocidas como P-450, en realidad no elimina toxinas sino que las prepara para ser degradadas y eliminadas. Para que esta fase se lleve a cabo son de vital importancia los minerales cinc, selenio, cobre y magnesio, además de las vitaminas B2, B6, B12 y ácido fólico. A menudo, en esta fase de preparación, las propias sustancias que han de degradarse y eliminarse se convierten temporalmente en sustancias muy tóxicas.
- La fase 2, es en donde estas sustancias altamente tóxicas son unidas a ciertos nutrientes, como glutation, sulfuro o glicina, para se desintoxicadas. En el caso de la degradación de estrógenos, el sulfuro es el nutriente que se encarga de escoltar a estas hormonas en su proceso de eliminación. Este mineral abunda en las cebollas, ajo, huevos, col, brócoli, alfalfa, nabos, berros, coliflor, rabanitos, coles de Bruselas y semillas de mostaza.
Existen otros nutrientes necesarios para combatir algunos de los efectos de un exceso de estrógenos. Por ejemplo, la vitamina E ayuda a combatir los dolores de pechos antes de la menstruación, al igual que los coágulos durante ésta; los niveles de vitamina A suelen disminuir considerablemente después de dejar la píldora anticonceptiva, lo cual puede causar menstruaciones muy fuertes; la vitamina C, junto con los bioflavonoides, ayuda a fortalecer los capilares y previene las menstruaciones abundantes; los ácidos grasos esenciales (Omega 6 y Omega 3) ayudan a regular las hormonas sexuales y previenen la inflamación y el dolor antes y durante la menstruación, al igual que los casos de endometriosis; el magnesio ayuda a combatir los espasmos durante la menstruación.
Desequilibrio intestinal.
Una vez el hígado ha degradado los estrógenos y los ha convertido en productos de desecho, éstos son llevados, principalmente, a través de la bilis hasta el intestino, donde serán evacuados (el resto será eliminado a través de la orina). Sin embargo, si el colon aloja un exceso de bacteria "mala", se produce un aumento de enzima beta-glucuronidasa, la cual favorece la reabsorción de los estrógenos de nuevo a la sangre.
Este tipo de desequilibrio intestinal es debido a una dieta alta en grasa saturada y baja en fibra. Es importante en estos casos reducir el consumo de productos lácteos, y aumentar el consumo de vegetales, frutas, legumbres, cereales, frutos secos y semillas.
La fibra alimenta la buena bacteria intestinal y produce ácido butírico, que acidifican el colon. Este tipo de ácidos estimula el crecimiento de los acidófilus (bacteria "buena). Adicionalmente, la celulosa, fibra insoluble, se une a los estrógenos intestinales, inhibiendo su reabsorción. Por otro lado, la lignina (fibra que se encuentra en las semillas y centeno, principalmente) es convertida por la flora intestinal en una sustancia antiestrogénica, que pasa a ser absorbida en la sangre y ejerce un efecto protector contra el cáncer de pecho. Es aconsejable, también, suplementar la dieta con un producto que contenga dosis altas de Lactobacillus acidofilus y Bifidobacterium bifidum.
Es a través del aparato digestivo por donde absorbemos todos los nutrientes necesarios para la salud de nuestras células, producción de hormonas y enzimas metabólicas. Por ello, para equilibrar el sistema hormonal, es muy importante resolver cualquier desequilibrio intestinal o digestivo.
Los problemas más comunes son candidiasis crónica (ver VITAL nº 20), infección parasitaria (ver VITAL nº 24), falta de ácido clorhídrico y/o enzimas digestivas.
Cómo prevenir unos niveles altos de estrógenos |
1. Bebe agua mineral embotellada en recipientes de vidrio. Si sólo puedes obtener agua embotellada en plástico, una vez en casa, cámbiala a una jarra de cristal. Nunca expon-gas al calor botella de agua de plástico. 2. Elimina las grasas saturadas, productos lácteos, azúcares, cereales (con y sin gluten) y estimulantes, como el café, té, chocolate y refrescos. Estas sustancias, además de robarle nutrientes al cuerpo, saturan el hígado y bloquean las fases 1 y 2 de desintoxicación. 3. Asegúrate de que comes, como mínimo, 5 vegetales y 2 piezas de fruta al día. Además de fibra, estos alimentos te proporcionan antioxidantes y otros nutrientes para activar el hígado, limpiar las células y ayudar a desintoxicarte de químicos y de estrógenos. 4. Aumenta el consumo de cebollas, ajo, huevos, col, brócoli, alfalfa, nabos, berros, coliflor rabanitos, coles de Bruselas, y semillas de mostaza, por su alto contenido en sulfuro. Incrementa, también, endibias, escarola, alcachofas, espárragos, almendras, hinojo, apio y algas. 5. Consume productos biológicos siempre que puedas. Evitarás un exceso de acción estrogénica en tu organismo y una sobrecarga de químicos para el hígado. |
6. Minimiza el uso de plásticos para conser-var alimentos grasos y evita comprar alimentos envueltos en ellos. Algunos químicos usados para que el plástico sea flexible se disuelven fácilmente en la grasa. Estos incluyen patatas fritas, quesos, mantequilla y chocolates, entre otros. Evita también los envases de tetrabrik de zumos y sopas, y las latas, ya que pueden contener plástico en su interior. 7. Nunca calientes comida envuelta en plástico. Por ejemplo, evita el film para envolver alimentos que van a ser calentados o cocinados en el microondas. 8. Evita, siempre que puedas, tomar medicamentos. Busca otras alternativas a la píldora anticonceptiva o a la terapia hormonal para tratar la menopausia. 9. Es aconsejable tomar suplementos nutricionales a diario para asegurarse de que todos los nutrientes requeridos por el hígado se encuentren presentes. Ya hemos visto que el cinc, cobre y magnesio, juntos con las vitaminas Bs, son esenciales para la degradación y desintoxicación de los estrógenos. Cada persona necesita unas dosis y unos nutrientes específicos en función de sus necesidades bioquímicas. Busca el consejo de un terapeuta. Un programa básico de suplementos incluiría: un complejo de multivitaminas y minerales (que incluya dosis aproximadas de 50 a 100 mg de las vitaminas Bs, 15 mg de cinc, 1 mg de cobre y mínimo 7500 ui de betacaroteno), magnesio (250 mg), Omega 3 (700mg de Epa, mínimo), 2 g de vitamina C con bioflavonoides, y probióticos. Cualquier disfunción intestinal que sufras debe ser tratada prioritariamente. |
Recuerda que vivimos en un mar de estrógenos. Los producimos, comemos, bebemos y tomamos en forma de medicamentos. Cuidándonos y equilibrando nuestras hormonas sexuales podemos disfrutar de ser mujer cada día del mes. |